martes, 23 de octubre de 2012

El grito en el silencio.

Se llamaba Almudena y ella no esta. No esta, no engrosa las estadísticas del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad sobre las victimas mortales de violencia de Género. El Ministerio a día de hoy, tres días después de su asesinato a manos de un hombre con el que mantenía una relación "consentida" y que le triplicaba la edad, aún no lo considera violencia de género. La ficha estadística en la web del Ministerio no se actualiza desde el día 15 de octubre, fecha del asesinato de la anterior victima. Primer párrafo de la Exposición de Motivos de la Ley Integral contra la Violencia de Genero. La violencia de género no es un problema que afecte sólo al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión.
Ella tenia 13 años y el 39 mantenían una relación que empezó hace dos, cuando ella tenia 11 y la embauca a través de la música de la que era muy aficionada. Es la crónica de una muerte anunciada y la desesperación de una madre que ve como el futuro primero y la vida después de su hija peligra. Gritos en el desierto de una sociedad profundamente patriarcal que fraterniza con el macho dominante que liga con una niña-mujer de 13 años y a codazos sale del berreo en el bar del pueblo. Las mujeres aún siendo menores, somos eso cuerpos, cuerpos al servicio del placer sexual de los varones, cuerpos al servicio de la reproducción de la especie. Todo el pueblo sabia de esta relación, todo el pueblo hablaba de una menor con 13 años, nadie se planteo lo inevitable solo su madre que protegió como pudo a su hija, nadie le hizo caso, utilizo todos los recursos a su alcance, todos los que pudo, hasta llego a poner denuncias contra el, pero lamentablemente las leyes están hechas para amparar a los lobos sociales que devoran y desamparan a las caperucitas, primero pone a su disposición legalmente a partir de los 13 años a mantener relaciones consentidas, eso, a poner carne fresca a demanda a disposición de la masculinidad, pero que luego se cuestiona que esta misma menor cuando queda embarazada pueda tomar la decisión de poner fin a ese embarazo sin el consentimiento de su madre o padre. ¿Empezaremos ahora una batalla legal para que se cambie la ley de tenencia de armas, como se hizo con la ley del menor, o la ley para la cadena perpetua? ¿El dolor de Adela es acaso menor del de otras madres de victimas menores? El esfuerzo de Adela para todo ha sido infructuoso, el esfuerzo de sacar adelante a su hija, cuidarla, protegerla y ampararla ha desembocado en la desesperación de una madre que clama por el desamparo y la impotencia con la que se la ha tratado por minimizar sus grandes temores y ahora los lamentamos todxs, ella volverá a su casa todos los días y Almudena, ella no esta.